O DE POR QUÉ LA POBREZA TIENE CARA DE MUJER
La división sexual del trabajo, los roles de género, las dificultades añadidas para acceder a la educación y trabajos remunerados, la herencia de discriminación histórica son algunas de las causas que justifican el término feminización de la pobreza, un concepto que explica por qué la pobreza tiene rostro de mujer.
El concepto feminización de la pobreza fue acuñado en los EEUU hacia fines de la década del 70. La mención se atribuye a la investigadora Diana Pearce que en 1978 publicaba «The feminization of poverty: Women, work, and welfare» [1]. Mientras Simone de Beauvoir reivindicaba en París la liberación de la mujer y denunciaba el producto social intermedio entre el macho y el castrado, al que se clasificaba como femenino, el predominio de las mujeres entre las población empobrecida continuaba creciendo en todo el mundo.
La feminización es un proceso, no solo el estado de las cosas en un momento puntual, que hace referencia al crecimiento de la proporción de mujeres entre la población pobre. Hay una representación desproporcionada de las mujeres entre las personas pobres y además, esta presencia aumenta progresivamente. El sesgo de género, entendido como los roles de género y las posiciones sociales, evidencian, una vez más, con quién se ceba la pobreza.
La especial preariedad, vulnerabilidad e inseguridad que sufren las mujeres por la posición de subordinación frente al hombre también aumenta su exposición a la pobreza.
Y es que al final, son las siempre golpeadas: mujeres y pobres.
Podemos hablar de la gestación subrogada. ¿Quién paga los platos rotos de un mundo de humanos deshumanizados jugando a ser semidioses? Ellas: mujeres y pobres. Podemos hablar ahora de los hábitos saludables, del aguacate, la quinoa o la chía para desayunar. ¿Quiénes se infectan con pesticidas y los recolectan, con la espalda partida y sueldos que no les permiten ni la independencia económica? Ellas. Mujeres y pobres. ¿Quiénes ejercen, en la mayor parte de las ocasiones la prostitución? Ellas. Mujeres y pobres. La lista es infinita, la respuesta no cambia: mujeres y pobres.
La pobreza tiene cara de mujer, y es importante mirarla a los ojos para poder cambiar la mirada.
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Fuentes:
[1] «The Feminization of Poverty: Women, Work, and Welfare»
PNUD. Las dimensiones de la pobreza, 1997. Consulado el 22/07/2020