Arte Menstrual como activismo feminista o MenstruArtivismo

Empezar a hacer dibujos e ilustraciones con la sangre menstrual fue algo inesperado e inédito para mí. La curiosidad por la copa menstrual, producto de recogida de la menstruación sobre el que leí por primera vez en el blog El Camino Rubí[1], de Erika Irusta[2], pedagoga menstrual, me impulsó a comprarla por Internet, en 2011, cuando ninguna de mis amigas ni nadie de mi entorno la usaba ni sabía lo que era.

Desde el primer día me resultó comodísima y pensé que era el mejor invento de la historia. Sentía también que era un paso en mi autocuidado, porque me había informado sobre los riesgos para la salud de tampones y compresas desechables. Además, era (y actualmente lo es aún más) económica y, por si fuera poco, respetuosa con el medio ambiente. Había encontrado el producto de gestión menstrual perfecto para mí, y eso que aún no sabía que ese sería el primer paso de un descubrimiento mucho mejor, que es sobre lo que me gustaría hablaros.

La copa menstrual, junto con la lectura del libro “Luna Roja” de Miranda Gray[3], fueron mis inicios en el acercamiento a mi ciclo menstrual de una manera más amable. Se abría para mí una puerta que no me llevaba al mismo lugar en el que llevaba desde que a los diez años tuve el primer sangrado: rechazo, asco, molestia, complicaciones, miedo a embarazos, a mancharme, a que se me note la compresa o se vea el hilo del tampón, dolor, inflamación y el maldito Síndrome Premenstrual. Luego, me di cuenta que en ese lugar estamos la mayoría de las personas menstruantes, que no era algo personal… sino político[4]. Pero eso fue mucho más adelante porque como digo, todo esto fue llegando por sí solo, desde la experimentación, desde mis sensaciones y es ahora cuando, al escribir este artículo, lo racionalizo, le doy una estructura, una explicación y un encuadre.

Y con todo eso, me refiero a lo que llamo arte menstrual[5]. Hoy, siete años después de la primera vez que me aventuré a recoger mi sangre (pasándola de la copa menstrual a un bote) y ponerme a dibujar, veo que existe incluso una definición en Wikipedia y varios artículos que hablan de artistas menstruales y sus proyectos, algo relativamente novedoso y que, al menos yo en ese momento, no conocía.

Porque, como decía anteriormente, para mí fue un impulso que sucedió al comenzar a escuchar a mi cuerpo tras dejar los anticonceptivos hormonales y volver a los dolores e inflamación premenstrual. Un día de los que salí a correr al amanecer -como era costumbre en mí- en medio del campo, me tuve que parar, agacharme sobre mí misma con las manos en el vientre, retorcida de un dolor punzante por una contracción uterina.

Y grité. Grité como aúllan las lobas.

 Al llegar a casa vi que había sido el anuncio del inicio mi periodo. Me desconcertó aquella situación tan salvaje (aunque no era la primera vez que el dolor premenstrual me doblaba). Entendí que mi útero se estaba quejando, quería gritar y necesitaba un canal de comunicación.

Expresarme con la sangre fue mi manera de darle voz. Puede sonar poético, pero es real.

Escribo diarios, relleno libretas con poesías, dibujos y cuentos ilustrados desde los 9 años y, desde ese momento, di continuidad a mi hábito creando paralelamente un diario mensual de ilustraciones con sangre menstrual y poemas.

Este proceso de exploración personal no estuvo exento de cierta vergüenza, así que lo mantuve en silencio un par de años, solo enseñándoselo tímidamente a mi madre y a algunas amigas. Mi sorpresa fueron sus reacciones. En todas ellas vi que se movía algo antiguo, algo que iba más allá de nosotras. Y descubrí que, a través de mis dibujos, la vergüenza se disipaba, y que había algo que sanaba en mí, en todas. La re-conexión, la visibilidad de lo oculto, embellecer lo ensuciado. Y, al contrario de mis miedos, me animaron a seguir haciéndolo.

Para mí era algo emocionante experimentar con mi fluido, sin juicio, sino con la curiosidad de una niña, comprobando que la sangre huele a sangre (y no a algo desagradable por los químicos de las compresas o tampones), descubriendo sus tonalidades, desde un rojo brillante a un tono marrón cuando se seca sobre el papel, jugando con su textura, a veces más líquida, otras más elástica.

En estos acercamientos, comencé un diálogo con ella, sí, con la sangre menstrual. Conocerla me acercaba cada vez más a mi cuerpo, a mi ciclicidad. Y me llevó a investigar más sobre el funcionamiento fisiológico, el baile hormonal que sucede durante el mes en el que está implicado todo el cuerpo. Y a ser, cada vez más consciente, de las fluctuaciones de energía según cada momento del ciclo (gracias al uso de ciclogramas[6]): tipos de emociones, ganas de socializar o relacionarme, capacidades intuitivas o creativas, deseo sexual o incluso tipos de sueños que tenía.

Conversar con mi sangre me aproximaba a mi cuerpo y, por tanto, a reconciliarme con él, a amarlo, a no enfadarme con el dolor. Porque comprendí que mi cuerpo, mi útero, me hablaba de algo más allá que yo misma, era un canal con el que conecté con otras muchas mujeres, de mi familia, de mis ancestras, y de todas las mujeres del planeta.

A día de hoy, me parece un regalo menstruar, ser cíclica, ser consciente de las creencias que estoy pudiendo cambiar en mí y el uso que puedo hacer del arte menstrual para transformar, dentro de mi pequeño campo de acción, la realidad.

Sigo viendo con cierto asombro el asco que genera nuestra sangre y el rechazo -a menudo, invisible- que existe hacia nuestra ciclicidad, bases de parte de la violencia machista aún existente. Sigo, por tanto, aunque a veces las fuerzas flojeen, con la chispa del menstruartivismo prendida en mi útero. Y paso la llama a todas aquellas personas que quieran formar parte de esta revolución.

Obra de la autora

La sororidad, el feminismo y mi vocación por el activismo social me llevaron a hacer menstruartivismo [7]. Primero, atreviéndome a crear una cuenta de Instagram bajo el pseudónimo “Hadalunaria” donde comencé a exponer mis ilustraciones, que suelo acompañar de poemas o microcuentos.

Más tarde, me lancé a crear calendarios solidarios, una forma de que mi arte menstrual pudiera cumplir mis dos grandes objetivos: por un lado, generar conciencia feminista, una mirada distinta al ciclo menstrual, a los tabúes, falsas creencias y mitos que rodean la menstruación[8] y que atraviesan nuestros cuerpos, denunciar las violencias de género asociadas a la menstruación[9] y crear nuevas creencias y realidades; por otro lado, generar recaudación económica que apoyase proyectos relacionados con la dignidad menstrual y con disminuir la pobreza menstrual. Objetivos que considero conseguidos gracias a los cinco proyectos de calendarios de arte menstrual que llevamos haciendo (desde 2019) -hablo en plural porque siempre son proyectos compartidos con otras mujeres: Sara y Marisa, las fundadoras de Los Placeres de Lola[10] y matrocinadoras de los calendarios, así como las amigas y profesionales que cada año han colaborado con el diseño digital-.

A modo de breve resumen, los beneficios de los Calendarios Artevida 2019, 2020, 2021 y 2022 se han destinado a la iniciativa «Niñas Visibles» de Proyecto Mujeres (para dotar de copas menstruales a adolescentes de Maracaibo, Venezuela), a la Asociación Karuna, en su iniciativa «Menstruación Digna para las Mujeres Refugiadas», a la ONG TeamForGhana, para su proyecto “África Menstrúa”, que consta de construir aseos adecuados y seguros y dotar de copas menstruales a las mujeres y a adolescentes, a las ONGs AMBA-Menstruacióndigna y BeArtsy, que hace una gran labor en Nepal para erradicar el chaupadi, una práctica que destierra a chozas infrahumanas a las mujeres y niñas cuando están menstruando por considerarlas impuras, y que en ocasiones provoca muertes, así como a Cromosomos X, para apoyar proyectos de salud menstrual en España y en Ecuador.

Mi quinto calendario, para este 2023 ha venido con el reto añadido de lanzarlo como crowdfunding. Y ya es una realidad (¡conseguimos el dinero mucho antes de lo que pensábamos gracias a la confianza de muchas personas en este proyecto!). Este año, la recaudación se destinará al proyecto de educación menstrual en la selva amazónica de Perú de La Caravana Roja (además de a la asociación AMBA, con quienes llevo trabajando varios años).

Ilustraciones originales de: María Cuadrado Castaño (@hadalunaria)


Dedicatoria de la Autora

A mi madre, a mis abuelas, a mis bisabuelas,

a todas las personas que siempre me han apoyado en mis proyectos,

y a quienes estas palabras les resuenen y movilicen a transformar la realidad.


Este artículo ha sido escrito siguiendo las directrices de la Guía para escritoras de Cromosomos X, un sistema de verificación informativa que hemos diseñado para poder asegurarte que la información que encontrarás en este portal, ha sido correctamente recabada, contrastada y referenciada. En cuanto al artículo que acabas de leer, al tratarse mayoritariamente de un artículo de opinión en nuestro “semáforo de riesgo de veracidad” ha sido categorizado como verde, ya que la información convive con la opinión y el proceso es más laxo y su validación es menos estricta que en artículos científicos o sanitarios. Queremos que la información sea veraz, pero en materia de opinión, la validez es cuestionable.  En Cromosomos X tenemos la nuestra, pero en este espacio caben muchas otras voces.

Bibliografía

[1] Blog de El Camino Rubí: https://www.elcaminorubi.com/el-blog/

[2] Erika Irusta:https://erikairusta.com/

[3] Gray M. Luna Roja. Segunda reimpresión. Móstoles: Gaia Ediciones; 2012

[4] “Lo personal es político”: para leer sobre el origen de esta consigan feminista: http://www.carolhanisch.org/CHwritings/PIP.html

[5] Llamo arte menstrual a todas aquellas expresiones artísticas que usen la sangre de la menstruación, o lo relacionado con ella, para mostrar el ciclo menstrual y visibilizar con naturalidad esta realidad, ya sea mediante ilustraciones, fotografías, performances, poemas, etc.

[6] Ciclograma: herramienta de autoconocimiento personal para registrar el ciclo menstrual, incluyendo distintos parámetros (flujo, sensaciones físicas, emociones, niveles de energía, etc.).

[7] Término acuñado por la autora: Valadez Angeles, Eva. Menstruartivismo: una herramienta para la agencia de las mujeres menstruantes. 1ª ed. Colección Thesis Digital, número 2. 2019

[8] En mi perfil de Instagram comparto muchos de esos mitos, tabúes y falsas creencias

[9] En mi calendario Artevida 2021, denuncio, en varios de los meses, una de esas violencias. En mi canal de Youtube y en mi perfil de Instagram tengo vídeos donde las explico con datos estadísticos mundiales

[10] Los Placeres de Lola: https://www.losplaceresdelola.com/es/content/8-tienda

6 comentarios sobre “Arte Menstrual como activismo feminista o MenstruArtivismo

  1. Qué capacidad de expresión tienes, tanto con tu arte menstrual, como con tus palabras, que llegan a lo más hondo y transforman. Muchas gracias por todo lo que mueves para conseguir tu misión

  2. Me ha encantado leer tu historia, llena de autoconocimiento, valentía, amor a una misma, potenciación y arte. ¡Qué maravilla tus obras!

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